lunes, 23 de junio de 2014

Displasia de desarrollo de la cadera (II)

DIAGNOSTICO


Los pediatras examinan habitualmente a todos los recién nacidos y a los bebés en busca de displasia de la cadera. Existen varios métodos para detectar la dislocación de cadera o una cadera que se puede dislocar.

El método más común para identificar la afección es un examen físico de las caderas, el cual consiste en aplicar presión mientras éstas se mueven.

Maniobra de Ortolani
Comprueba la reducción de una cadera previamente luxada.
Se realiza con el paciente tumbado boca arriba, relajado y flexionándole nosotros las caderas y rodillas a 90º a base de pinzarle el muslo entre nuestro pulgar por la cara interna y el segundo y tercer dedo que apretarán el relieve del trocánter (el saliente mas pronunciado del femur por detras) . Se separa el muslo hacia afuera y se estira, con nuestros dedos 2º y 3º presionando el trocánter hacia dentro, hacia el borde acetabular (hueco de la cadera donde encaja el hueso de la pierna). Si hay luxación y se reduce oiremos un clic fuerte y notaremos el resalte del muslo que se alarga.

Maniobra de Barlow
Busca comprobar la luxabilidad de una cadera que está en su sitio.
Se realiza con el bebé boca arriba con las caderas separadas del cuerpo 45º: mientras una cadera fija la
pelvis, la otra se movilizará suavemente juntando y separando el muslo intentando deslizar la cadera sobre el borde acetabular, intentando luxarla al adducir (juntar el muslo al cuerpo), empujando con el pulgar el
cuello del fémur hacia afuera y hacia atrás , y luego reduciéndola en abducción (al separar el muslo del cuerpo).





Signo de Galeazzi


  • La actitud asimétrica de los miembros (explorada en decúbito supino), o el acortamiento de unmuslo (se exploran mejor en flexión).
  • El signo puede ser negativo si existe luxación bilateral.

Signo de Pistón

  • En decúbito dorsal se sujeta y aplica tracción al miembro pélvico explorado, éste se desplazaray al soltarlo vuelve a la posición previa a la maniobra. 
  • Útil en lactantes


A partir de los tres meses del bebé, las maniobras antes mencionadas son prácticamente negativas en todos los casos, por lo que se recurre a la observación de otros signos como la asimetría de pliegues o si hay acortamiento de una de las extremidades.

Aunque son los menos, en algunos casos, hasta que el niño no empieza a andar no se detectan síntomas de la dislocación a pesar de haber dado negativo en las revisiones pediátricas.

Un retraso en el inicio de la marcha, cojera al andar o una forma de caminar inestable (más inestable de lo normal en un bebé que empieza a andar) puede indicar una dislocación.

EXAMENES COMPLEMENTARIOS



La ecografía de caderas es un excelente método diagnóstico en los primeros meses de  vida. Los ultrasonidos proporcionan imagenes detalladas de la cadera osea y cartilaginosa del neonato. Permite realizar una exploracion estatica y dinamica de la articulacion, es la exploracion indicada en el periodo neonatal.

Una ventaja para usar la ecografía es que no emite ningún tipo de radiación que pueda afectar a los genitales y es totalmente inocua.

La ecografía de cadera no ha de realizarse de forma sistemática a todos los recién nacidos, pero sí en aquellos con una exploración física anómala o sospechosa, en bebés con más de tres factores de riesgo: antecedente familiar, sexo femenino, primer parto, presentación de nalgas, deformidades posturales asociadas (pies o cuello deformados),... También como control en casos ya diagnosticados.

El mejor momento para su realizacion es a las 6 semanas. No debe realizarse antes de las 4 semanas porque existen numerosos casos de inmadurez fisiologica ni despues de las 12-16 semanas dada la aparicion del nucleo de osificacion de la cabeza femoral que dificulta su interpretacion.

La radiografía de cadera puede ser útil, pero hay especialistas que consideran que hasta el cuarto mes de vida pueden surgir con este tipo de estudio muchas dudas ya que antes de esa edad no se ha desarrollado del todo el centro secundario de osificación de la cabeza  femoral.

Una radiografía normal tomada antes de los 4 meses de vida  no descarta la existencia de esta patología.

A partir de los 4 meses de edad la radiografía de frente de ambas caderas permite el diagnóstico de las alteraciones de la cadera.

La radiografía convencional constituye el método usual de diagnóstico y control en los niños mayores de 6 meses.

En la radiografía se  busca el desplazamiento de la parte superior del hueso femoral hacia arriba y afuera, con respecto a la posición normal.

Para la valoración de la posición adecuada o no del hueso femoral, el médico tratante realiza una serie de mediciones por medio del trazado de algunas líneas:

  • Línea de Shenton: formada por el arco del borde inferior de la rama iliopubiana y el arco interno de la metáfisis femoral proximal. Esta línea se rompe cuando la cadera está luxada o subluxada.
  • Línea de Hilgenreiner: pasa a través de ambos cartílagos trirradiado.
  • Línea de Perkins: perpendicular al borde externo del acetábulo.
  • Del cruce de estas dos últimas líneas surgen cuatro cuadrantes. 
    • En la cadera normal el núcleo debe hallarse en el cuadrante ínfero-interno. 
    • En las caderas luxadas el núcleo se desplaza al cuadrante súpero-externo ( como se muestra en la figura de abajo, por ejemplo )

Además se puede también calcular el índice acetabular, se mide en el ángulo formado entre una línea trazada a lo largo del techo acetabular y la línea de Hilgenreiner.

    • Normalmente este índice es menor de 30º; entre 30 y 40° se considera dudoso, y por encima de 40° patológico.
    • El ángulo o índice acetabular mide aproximadamente 28º al nacimiento y disminuye hasta 22º hacia el año. 

Importante: Estos datos son orientativos, cada niño debe ser evaluado en forma completa por el traumatologo infantil. No se hace diagnostico solo con un estudio complementario como una radiografia o una ecografia, el especialista evalua otras condiciones para definir la necesidad o no de un tratamiento.

Si no se trata la displasia de cadera antes de que el niño empiece a caminar, puede dar lugar a problemas más graves como una cojera irreversible, lesiones en los huesos, asimetría de las piernas o artrosis precoz de cadera.

viernes, 13 de junio de 2014

Displasia de desarrollo de la cadera (I)

La luxación congénita de cadera se produce cuando la cabeza del fémur (hueso largo del muslo) y la cavidad de la pelvis donde éste se aloja (acetábulo) no encajan de una forma correcta. La anomalía consiste en un desplazamiento hacia afuera de la cabeza del fémur, que tiende a salirse de la cadera de forma intermitente. En los casos más graves, el hueso se coloca fuera de su posición natural de forma permanente. Es lo que se conoce como cadera luxada.

Es una de las anomalías de los miembros inferiores más frecuentes en los recién nacidos. Aparece en 3 de cada 1.000 niños. Es común que el recién nacido tenga cierta inestabilidad en la región de las caderas que en muchos casos se resuelve en los primeros días de manera espontánea.


La displasia puede ser unilateral o bilateral; cuando es unilateral, la cadera izquierda es la más comúnmente comprometida. Esto es debido a que la mayoría de los fetos al final de la gestación se sitúan en posición occipitoanterior izquierda y colocan la cadera izquierda contra la columna vertebral de la madre generando una presión adicional sobre la misma e incrementando la susceptibilidad a luxarse.

El término "luxación congénita de cadera" se refiere a un amplio espectro de deformidades de la cadera que o bien se presentan en el recién nacido o bien se desarrollan durante la infancia y que incluyen:

  • la luxación de la articulación
  • la subluxación (pérdida parcial del contacto normal entre el fémur y la pelvis)
  • la cadera luxable (cuando podemos luxar la articulación manipulándola) 
  • e incluso discretas anomalías de la forma en las que la cavidad articular es poco profunda (displasia acetabular).
Hoy día se prefiere utilizar el término displasia de desarrollo de la cadera (se utiliza el término displasia para expresar la anomalia en el desarrollo de un órgano) porque no todos los casos son diagnosticados al nacimiento y porque algunas caderas normales al nacimiento pueden ser anormales posteriormente.

Las causas que originan la displasia de cadera en el bebé no están claras. Parece ser que lo favorece el hecho de que la articulación de la cadera sea aún poco rígida en la segunda mitad del embarazo. Entre las posibles causas se encuentran:

  • la posición de nalgas
  • que sea el primer hijo
  • embarazo múltiple
  • hipertensión arterial materna
  • macrosomía del bebé (cuando el bebé es grande)
  • las hormonas que circulan en la sangre durante el embarazo y que se ocupan de que el cinturón pélvico de la madre esté relajado: estas hormonas también actúan (en fetos femeninos) en la cápsula articular, por lo que la cadera del bebé está flácida y tiende a la luxación; por este motivo es más común en niñas que en niños
  • mala postura del feto en el útero materno
  • un bajo nivel de líquido amniótico (oligoamnios)
  • antecedentes familiares
  • un embarazo postérmino
  • si el bebé presenta otras malformaciones en los pies (como el pie talo-valgo, equino varo…) o tortícolis congénita
  • desproporción pélvico-fetal (bebé muy grande y cadera de la madre muy estrecha; son bebés que nacen por cesárea porque no pueden pasar por el canal del parto)
  • cesárea
  • que se haya producido una dislocación durante el parto
  • extensión precoz y frecuente de la cadera en el bebé que afecta negativamente a la maduración de la cadera aún inmadura en el parto (por ejemplo, por una posición en decúbito abdominal (boca abajo) o por transportarlos atados a una tabla como es tradición en algunos pueblos)


Si la displasia de cadera no se trata de manera temprana, la articulación de la cadera no se formará adecuadamente. Esto dará como resultado una dificultad para mover normalmente las caderas, que podrá hacerse evidente cuando el niño empiece a caminar. La afección podrá causar dolor a medida que el niño crezca.

Síntomas


Es posible que no haya síntomas. Los que se pueden presentar en un recién nacido pueden ser:
  • La pierna con problema de cadera puede parecer que se sale más.
  • Disminución del movimiento en el lado del cuerpo con la dislocación.
  • Pierna más corta en el lado con la dislocación de la cadera.
  • Pliegues cutáneos desiguales de los muslos o las nalgas.
  • Después de los 3 meses de edad, la pierna afectada puede voltearse hacia afuera o ser más corta que la otra.
Una vez que el niño comienza a caminar, los síntomas pueden incluir: 
  • Contoneo o cojera al caminar.
  • Una pierna más corta, por lo que el niño camina sobre los dedos del pie en un lado y no en el otro.
  • La región lumbar del niño se curva hacia adentro. 


lunes, 9 de junio de 2014

Ejercicio en el postparto

El mejor momento para empezar una rutina de ejercicios después del parto varía mucho de una mujer a otra. Algunos profesionales sugieren esperar de cuatro a seis semanas después del nacimiento del bebé (el periodo conocido como “Cuarentena”), antes de comenzar a hacer ejercicio, sin embargo, otros muchos opinan que está bien comenzar a hacer ejercicio antes si uno se siente bien para hacerlo.

Aunque estés algo impaciente por volver al estado físico que tenías antes del embarazo, recuerda que es esencial tomarte los ejercicios con calma al principio.

Los ejercicios de Kegel: Fortalecen los músculos del suelo pélvico y mejoran la circulación hacia el área. También ayudan  a prevenir problemas como la incontinencia urinaria. Los músculos vaginales pueden empezar a tonificarse diez días después del parto, sobre todo, si ha habido episiotomía. Lo mejor es hacer los ejercicios de Kegel varias veces al día. Puedes hacerlos coincidir con las tomas del bebé (tanto si das el pecho como biberón) para que no se te olvide hacerlos.

Abdominales: Recuperar un abdomen firme y plano requiere esfuerzo y paciencia. El trabajo abdominal para fortalecer los músculos de la tripa debe iniciarse una vez recuperado el tono de la musculatura perineal o suelo pélvico. Nunca antes.

Durante la realización de un abdominal clásico aumenta la presión a nivel visceral produciéndose un sobre estiramiento del suelo pélvico, esto puede causar problemas de incontinencia y descenso de vísceras. Por el contrario, con la gimnasia abdominal hipopresiva se consigue trabajar el abdomen sin tener efectos negativos en el suelo pélvico. Esta gimnasia consiste en grupos de ejercicios en los que a partir del control de la respiración y el diafragma se logra elevar las vísceras (útero, vejiga e intestinos) y se refuerza la musculatura del periné y del abdomen de forma refleja.  La respiración hipopresiva se realiza en apnea. De esta manera se estimula la apertura de las costillas y la succión abdominal.

Al realizar esa aspiración el diafragma se eleva y con él las vísceras abdominales y pélvicas, lo que reduce la presión sobre el suelo pélvico. Esa disminución de la presión junto con la contracción del transverso abdominal provoca una contracción refleja del suelo pélvico lo que ayuda a su fortalecimento.

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Los beneficios de la gimnasia abdominal hipopresiva son muchos, fortalece la faja abdominal al completo por lo que mejora y puede llegar a evitar las lumbalgias, fortalece el suelo pélvico ayudando a reducir los prolapsos y la incontinencia urinaria y está muy indicada en el postparto ya que además de recuperar el abdomen y el suelo pélvico produce una recolocación de las visceras abdominales y pélvicas necesaria después de un embarazo. También favorece a la reeducación postural ya que todos los hipopresivos se realizan en posiciones de elongación de la columna por lo que está muy indicado en personas con dolores de espalda.
      
Ejercicio aeróbico. Caminar es el mejor ejercicio cardiovascular que puede hacerse para comenzar el ejercicio después del parto. Se debe empezar poco a poco e ir aumentando la intensidad y la velocidad a medida que mejora el estado de forma física.

Gimnasia posparto. Esta dirigida a tonificar y reforzar, poco a poco, los músculos que han sufrido más durante el embarazo.
Algunas investigaciones sugieren que la actividad física de alta intensidad puede causar que el ácido láctico se acumule en la leche materna y producir un sabor amargo haciendo que al bebé no le guste. Si estás en periodo de lactancia, puedes evitar este problema potencial, simplemente moderando la actividad física y bebiendo abundante líquido durante y después de tu entrenamiento.