sábado, 23 de febrero de 2013

Los "chupes" ¿si o no?



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El hábito de succión se debe a un reflejo natural, que no se puede evitar. El deseo de chupar está directamente relacionado con la capacidad de supervivencia, ya que eso le permite alimentarse y por lo tanto crecer. No siempre que se pongan el dedo en la boca, significa que tengan hambre, un error bastante común de interpretación en cuanto a la alimentación de los bebés.

En general, la necesidad de succionar del bebé es más fuerte durante los primeros meses de vida. Llevarse las cosas a la boca es la manera que tienen los bebés de aprender y descubrir su mundo. Con o sin el chupete, el bebé descubrirá rápidamente que sus propios dedos y manos son buenos para chupar.


CHUPAR ES FUNDAMENTAL PARA EL BEBÉ Y CONSTITUYE FUENTE DE BIENESTAR

El bebé que toma pecho no necesita chupete y al menos durante las primeras semanas de vida, no se le debe ofrecer, porque el chupete hace más difícil que aprenda a mamar de forma eficaz. 

El uso del chupete en los primeros días o semanas puede ser la causa de grietas y dolor en el pezón e incluso, de falta de ganancia de peso.

Cuando el niño ya es más mayorcito y mama bien (se coge bien, succiona con energía, duerme periodos de 2, 3 ó 4 horas, orina mucha cantidad y gana bien de peso) no suele haber problemas porque utilice el chupete alguna vez, aunque es de esperar que prefiera a su mami calentita que huele tan bien a leche, antes que a un pedacito de plástico.

Hace años, parecía que este artilugio que tanto gusta a los bebés se había convertido en el culpable de que los pequeños no quisieran tomar el pecho materno, de que cogieran una infección de oído detrás de otra, de que fueran tontorrones y malhumorados cuando no lo tenían en su boca y de que sus sonrisas fueran un auténtico desastre y “carne de ortodoncista” por lo que evitar el chupete se convirtió en una especie de máxima pediátrica. Con el tiempo, la evidencia científica ha matizado la mayoría de estas creencias hasta hacer de dicho instrumento algo que puede resultar útil; tanto para los niños como para sus padres.
Todas estas creencias han ido desterrándose o, al menos, matizándose gracias a la realización de trabajos científicos al respecto.

¿POR QUÉ  INTRODUCEN LOS PAPÁS EL CHUPETE?

Existen varios motivos:
  1.  Para regular el horario de alimentacion y sueño de los niños. Durante las primeras semanas de vida, los niños alimentados al pecho no tienen horario y comen con más frecuencia, a intervalos cortos de tiempo o duermen mucho, y lloran más durante la noche que durante el día. Según algunos estudios no es recomendable el uso del chupete en bebés menores de un mes, porque el riesgo de aspiración de su propio vómito es mayor en un niño pequeño con chupete que sin él.
  2. Para disminuir de los dolores y el llanto que produce el cólico del lactante. Los papás utilizan el chupete para tranquilizar al bebé, sin saber que el cólico tiene mucha relación con la producción de gas en el intestino, y que el chupete puede favorecer que el niño trague más gas. Está demostrado que los bebés con cólico no mejoran con el uso del chupete. 
  3. Para evitar que el niño adquiera el hábito de chuparse los dedos, lo que apenas es un paliativo porque cuando queremos quitarles el chupete, muchos niños empiezan a usar el dedo.

VENTAJAS E INCONVENIENTES DEL CHUPETE

Las recomendaciones del chupete son muy pocas y los problemas potenciales muchos. En el caso de usarlo, lo recomendable es introducirlo en la vida del bebé después del mes de edad, cuando la lactancia esté bien establecida. Conviene suspender su uso antes de los  3 años, y siempre usarlo por periodos muy cortos de tiempo, como por ejemplo antes de la hora de comer, y obedeciendo a una estricta limpieza. En todo caso, en lugar del chupete se puede tranquilizar al bebé con otros métodos como cantar, y frotar o masajear su cuerpecito.

Ventajas

  • ·         El chupete reduce la incidencia de la muerte súbita del lactante,

  • ·         Es un analgésico muy eficaz en procesos dolorosos. 
  •        Calma la ansiedad.


Inconvenientes

  • ·         El chupete está diseñado para satisfacer las necesidades de succión, no para reemplazar o retrasar las comidas, de manera que debe ofrecerse sólo después de, o entre las tomas, siempre que estemos seguros de que el niño no tiene hambre.  Usar el chupete como sustituto de la comida suele irritar al bebé e interferir en su alimentación.  Si lo reclama tras cada cucharada, puede ser un síntoma de que existe un problema con la comida que ha de solucionarse de otra forma.  Tal vez lo estemos esforzando a comer demasiado.

  • ·         Algunos estudios encuentran que los bebés que usan chupete maman durante menos meses que los que no lo hacen. El chupete puede ser una de las causas por las que una madre note que tiene menos leche. Es importante recordar que la madre produce leche a través de varios mecanismos: cuando el bebé vacía los pechos y cuando el bebé succiona del pecho, aunque no sea para comer. El bebé necesita succionar para tranquilizarse y estas pequeñas tomas "no nutritivas" son un estímulo excelente para asegurar una adecuada producción de leche durante los 2 primeros años de vida. Conviene recordar que cada vez que se le ofrece el chupete al bebé es un estímulo que pierde el pecho de la madre, por ello el chupete debería relegarse a situaciones aisladas (cuando la madre está ausente, cuando está conduciendo, etc.)

  • ·         Respecto al trastorno del lenguaje, los estudios aseguran que retrasar el uso del biberón hasta que el niño tiene al menos nueve meses reduce considerablemente el riesgo de desarrollar trastornos del lenguaje en edad preescolar. En cualquier caso, el uso del chupete durante demasiado tiempo, pero también chuparse el dedo o tomar el biberón, podrían ser conductas perjudiciales para el desarrollo del lenguaje en los niños. Se sabe que introduciendo el chupete muy pronto en la vida de nuestro bebé puede interferir con la lactancia materna y durante la lactancia materna, el bebé ejercita todos los músculos de la boca, cara y la lengua. Mientras que si usa el chupete, no ejercita todos los músculos de la cavidad oral, pudiendo crear en un futuro algunas dificultades para pronunciar ciertos sonidos.

  • ·         Según algunos estudios médicos, tanto los chupetes como los dedos, especialmente los pulgares, pueden causar problemas de mal-oclusión dental, que se produce cuando las dos arcadas dentales, la de arriba y la de abajo, no encajan correctamente al realizar la mordida. Succionar el chupete puede distorsionar la boca, pero esto se corrige fácilmente si el hábito no se abandona demasiado tarde. Si continúa usándolo después del año y medio o los dos años (o antes si su dentición es abundante), pueden producirse, en algunos casos, desviaciones dentales o mal formaciones de los maxilares. El uso prolongado del chupete puede tener consecuencias negativas para la dentadura. En contra de lo que generalmente se piensa, la posibilidad de que se produzcan malformaciones es prácticamente nula,  los efectos perjudiciales que ejerce sobre la correcta alineación de los dientes son pasajeros. Eso sí, para que las piezas dentales vuelvan a su lugar el chupete debe desaparecer antes de los tres años de edad. Además de reducir la incidencia de muerte súbita y calmar la ansiedad y el dolor de los niños, los datos muestran que, si se deja de usar a los tres años, los perjuicios sobre la dentición son reversibles. Son muchas las ideas erróneas que siguen rodeando al uso del chupete. Poco a poco casi todas han ido perdiendo fuerza; no así la creencia de que deforma la dentadura de los pequeños. Un trabajo publicado en el último número de la revista "General Dentistry" ha terminado de echar por tierra esta idea afirmando que el chupete no es tan fiero como lo pintan para la dentadura de los más pequeños de la casa. ( Soxman JA. Non-nutritive sucking with a pacifier: pros and cons. Gen Dent 2007; 55(1) Jan-Feb: 59-62.) No está demostrado que el uso del chupete hasta los 3-4 años se relacione con alteraciones en los dientes. Sin embargo, el uso en niños mayores sí está relacionado con la aparición de mordida abierta, o sea, que al cerrar la boca queda una separación entre los dientes superiores y los inferiores, que debería ser valorada por un odontopediatra.

  •   Puede favorecer la aparición de infecciónes del oído. Esto se debe a que el bebé respira por la boca y no cierra bien la trompa de Eustaquio al tragar la saliva. Además, es más probable que el bebé que usa chupete esté siendo alimentado con leche artificial, que en ocasiones penetra por ese mismo conducto (sobre todo si le dan de comer acostado). Lógicamente si toma biberones, carece del efecto protector de la leche materna.

  •  Puede producir úlceras orales palatinas de etiología traumática: afta de Bednar. La afta de Bednar es una úlcera oral de gran tamaño localizada en el tercio posterior del paladar, debida al efecto traumático de la tetina del biberón durante la lactancia y/ o al uso intenso de chupetes no ortodóncicos. Puede ser única o simétrica, con tendencia a confluir y presentar un aspecto necrótico (tejido muerto) por la frecuente presencia de una secreción grisácea o serosanguinolento (liquido amarillento con algo de sangre), con un halo hiperémico  periférico (enrojecido alrededor). El curso es malévolo, por lo general sin fiebre, si bien en algunas ocasiones puede infectarse más de lo normal, apareciendo secreción purulenta, fiebre y linfadenitis. Fisiológica y patológicamente se ha relacionado con el uso de biberones con un orificio muy estrecho, posición horizontal del niño durante la lactancia y succión constante del chupete o de modelos no ortodóncicos. 
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    ·          Puede producir infecciones en la boca. La más frecuente es la producida por hongos, conocida como muggett producida por candida albicans. Esta infección es frecuente en los bebés de pocos meses debido a que apenas tienen saliva, la cual tiene un efecto protector. En algunos casos de candidiasis oral resistente al tratamiento antimicótico habitual, el análisis del chupete ha revelado la presencia de colonias de Candida albicans. La retirada del objeto contaminado es indispensable y suficiente para la resolución de la infección oral sin la necesidad de nuevos tratamientos. Algunos estudios han demostrado que el uso del chupete aumenta la aparición de colonización oral por Lactobacillus y Candida, lo cual puede influir sobre la producción de caries.


CHUPARSE EL DEDO PUEDE TENER PEORES CONSECUENCIAS QUE USAR CHUPETE

Puede ocurrir que al bebé le dé por succionar el pulgar desde el primer día y rechace sistemáticamente el chupete.
La afición a chuparse el dedo puede producir más infecciones o alteraciones de la piel.

Esto es así porque es casi imposible mantener una estricta higiene en lo que a sus dedos se refiere.  La esterilización de las tetinas disminuye considerablemente el riesgo de que los gérmenes entren en contacto con su boca.

Mientras que los que prefieren el chupete abandonan el hábito antes de los tres años, los que se chupan el dedo tardan más en dejarlo, aumentando el peligro de posibles desviaciones dentales.  Las ventajas del chupete frente al pulgar son muchas, por lo que, en lo posible, habrá que intentar que lo elija antes que su dedo.

Por un lado, las tetinas y chupetes son más fácilmente esterilizables que las manos de los niños; en contacto permanente con agentes contaminantes. Por otro, la superficie de los dedos es más dura que las tetinas convencionales, fabricadas en látex o silicona, lo que eleva el riesgo de lesionarse la mucosa bucal (arañazos, infecciones...) o el propio dedo (callosidades, úlceras, maceración de la piel, heridas locales...). 

 Además, en lo referente a la dentición, si bien el chupete está asociado, fundamentalmente, al desarrollo de la mordida cruzada posterior; un problema que, en muchas ocasiones puede ser reversible al dejar de usarlo, el hecho de chuparse el dedo acarrea muchos otros problemas en la alineación dental. Aparte de favorecer la mordida abierta, la presión que ejerce el pequeño al succionar el propio dedo, repercute en una elevación excesiva de la bóveda del paladar, al tiempo que se va estrechando paulatinamente la arcada maxilar. Esta deformación, que los especialistas denominan paladar gótico dificulta no sólo las funciones de masticación y deglución de los alimentos, sino que, además, puede repercutir negativamente en el desarrollo del habla y la pronunciación del pequeño. 

QUE HAY QUE TENER EN CUENTA AL COMPRAR UN CHUPETE

Para que el chupete sea seguro debe cumplir con las normas fijadas por AENOR (Asociación Española de Normalización y Certificación): debe estar hecho de material plástico, tener bordes redondeados, poseer una anilla o tirador que permita extraerlo de la boca y la tetina no puede ser superior a 3,3 cm. Por último, la base del chupete debe ser lo suficientemente grande para evitar que el niño pueda introducirse todo el chupete en la boca, con el consiguiente riesgo de asfixia.

El chupete debe estar hecho de una sola pieza o, en caso contrario, no ser desmontable, para que el bebé no pueda tragar alguno de sus componentes, como la arandela.  Tampoco ha de ser muy duro para evitar rozamientos en el paladar o daños en el cuerpo si se le cae por la noche y duerme sobre él.  Además, debe tener unos agujeros en la base que permitan respirar mejor al bebé.

Existen dos variedades, para antes y después de los seis meses, aunque más que la edad hay que tener en cuenta el peso del niño y la capacidad de su boca.  El chupete ha de ser lo suficientemente grande como para que el bebé no lo trague.

Los de silicona son más suaves y duraderos, no tienen olor ni sabor y, al ser transparentes, permiten ver si la tetina está limpia.  Otra ventaja es que no quedan pegajosos tras los lavados o hervidos intensos y se pueden meter en el lavavajillas, algo muy práctico, ya que, hasta los seis meses, los chupetes deben lavarse con frecuencia para evitar infecciones.  A partir de esta edad,  el riesgo de infección es menor y pueden usarse los de goma.

¿DEBE REEMPLAZARSE EL CHUPETE EN ALGUN MOMENTO?

En lineas generales debes cambiar los chupetes a las 2 ó 3 semanas de uso, de acuerdo al uso que le de tu bebé y de cuan vigorosamente lo chupa. Los primeros signos de deterioro son rajaduras, agujeros y zonas mas debiles o desgastadas que pueden romperse en algun momento cuando tu  bebé comienza a chupar. De todas formas siempre debes controlar su estado antes de ponérselo en la boca y también te recomendamos que tengas un repuesto de su chupete favorito siempre contigo en caso de que se rompa, pierda o se ensucie en la calle.
Sobre todo cuando el niño ya tiene dientes es aconsejable cambiarlo de forma aún más frecuente para evitar que el niño se atragante con los pequeños fragmentos que pueda arrancar al mordisquearlo.

 ¿COMO SE DEBE LIMPIAR EL CHUPETE?
Durante los primeros meses lo ideal es esterilizarlos una vez al día y también cuando se compra un chupete nuevo. Para esto puedes ponerlos a hervir en agua durante algunos minutos, de la misma forma que se esteriliza un biberón. Una vez esterilizado recuerda de dejarlo enfriar antes de dárselo.

Si el chupete se cae en el piso de tu casa no hace falta que lo esterilices nuevamente, sólo enjuágalo con agua caliente. Pero si el chupete se cae en la calle o en algún otro lugar, es conveniente que le des el de repuesto o encuentres un lugar para lavarlo con agua caliente y jabón.

Para el caso de la limpieza los chupetes más recomendables son los que son de una sola pieza, ya que a los demás puede entrarles agua con jabón en el interior de la tetina que será muy difícil de quitar.

¿QUÉ PRECAUCIONES DEBO TOMAR?
 

Además de la higiene recuerda que no debes endulzar el chupete con azúcar, leche condensada, ni mojarlo con agua azucarada o miel, ya que este hábito puede llevarles a padecer una forma de caries dental y en el caso de la miel a contraer botulismo. 

También debes saber que el chupete en el bebé mayor de 18 a 24 meses es innecesario y puede impedir el desarrollo natural de sus dientes, mandíbulas y paladar como ya hemos aclarado.

¿CÓMO QUITARLE EL CHUPETE?

Cuando sea el momento de retirar el chupete, no te recomendamos recurrir a castigos o medidas humillantes para forzar el abandono de este hábito, es importante no obsesionarse, tener paciencia e intentar que reduzcan su uso lentamente, cuando ya son mayores puedes negociar con ellos para premiarles si dejan de utilizarlo.

A menudo, lo que los niños demandan con su actividad es un poco más de atención por parte de sus padres.

Es muy probable que el chico oponga resistencia al cambio.  Sin embargo, los papás debéis manteneros firmes.  El proceso de deshabituación sólo funcionará si lográis no ceder ante las protestas de vuestro hijo.

La edad ideal para retirar el chupete es hacia los 3-4 años. Previamente habrá que ir acostumbrando al niño a usar el chupete sólo cuando se vaya a la cama o en situación de mucha tensión emocional. No está claro cuál es la mejor técnica, si la retirada brusca o la paulatina; en cualquier caso sí que será aconsejable que los padres permanezcan más atentos en esos días para tranquilizar al niño y que éste no reclame su chupete.

Trucos para retirar el chupete

1.     Sea la interrupción brusca o paulatina, no se debe recurrir a castigos.
2.     La estrategia de untar la tetina con sustancias de sabor desagradable (vinagre, pimienta, limón...) suele dar buen resultado.
3.     Puede inventar una historia en la que algún personaje de ficción se lleve el 'tete' a cambio de un regalo.
4.     A veces, el chupete puede olvidarse en el lugar de vacaciones o perderse en la calle.
5.     Cortar la tetina o pincharla para que la sensación de chuparla no sea placentera disuade a muchos pequeños.
6.     A los más mayores les puede convencer su pediatra, explicándoles por qué deben dejarlo.
7.     La decisión ha de ser firme. Una vez que el niño abandona el chupete se acordará de él y volverá a pedirlo, pero hay que dejar que pase el 'síndrome de abstinencia'.

El chupete no debe convertirse en el medio habitual para calmar su llanto y su desasosiego.  Es preferible averiguar las causas de su malestar.


Es importante recalcar que el chupete se usa en beneficio del bebé, no para conveniencia de los padres.  Debe ser él quien decida si quiere usarlo y cuando.

jueves, 7 de febrero de 2013

Pruebas diagnósticas en el embarazo ¿de que van?




La ecografía es la prueba diagnóstica clave para toda embarazada: desde la vaginal, que se realiza las primeras semanas de gestación para comprobar que el embrión está bien implantado, pasando por las ecografías de las semanas 12 y 20 o la del tercer trimestre. Los ginecólogos que las realizan son capaces de interpretar las manchas blancas (huesos), negras (líquidos) y los órganos del bebé, que se reflejan en la ecografía como unas nubes grisáceas. La exploración ecográfica constituye un elemento esencial para el diagnóstico de la salud del bebé y es pieza fundamental para la detección de malformaciones.
La amniocentesis es una prueba prenatal común utilizada para diagnosticar ciertos defectos congenitos y trastornos genéticos. Las afecciones genéticas son problemas de salud y defectos congénitos que se transmiten del papá y la mamá al bebé. Éstas pueden causar problemas de salud para el bebé.  
Hacerte o no la amniocentesis no es una decisión fácil, ya que esta prueba invasiva supone un pequeño riesgo de pérdida fetal (por debajo del 1%). Además, el objetivo de la amniocentesis es diagnosticar precozmente anomalías cromosómicas en el niño para, en caso de que existan, interrumpir el embarazo.
Por eso debéis tomar la decisión de realizar la amniocentesis o no en pareja. Lo mejor es que os informéis para saber en qué consiste, qué diagnostica y qué riesgos entraña. Si, tras meditarlo, tienes claro que te vas a hacer la amniocentesis, no vayas con miedo.
Piensa que con la amniocentesis el riesgo de perder al bebé es bastante bajo y que en el 95% de las amniocentesis que se realizan, los resultados dan negativo; es decir, la mayoría de los bebés están sanos. Piensa también que cuando sepas que el niño no presenta ninguna alteración cromosómica, vivirás tu embarazo con mayor tranquilidad.
Algunas mujeres pueden decidir hacerse una amniocentesis aunque sepan que nunca abortarían. Pueden sentir que saber si su bebé tiene necesidades especiales esto les ayudará a prepararse emocionalmente para los retos que tienen por delante. En algunos casos, puede que quieran cambiarse a un hospital mejor equipado con especialistas.
No hay una decisión correcta para todo el mundo. Cada pareja tiene sentimientos diferentes acerca de qué riesgos son aceptables y pueden llegar a diferentes conclusiones cuando se enfrentan a las mismas circunstancias.

¿Cómo se lleva a cabo la amniocentesis?

El procedimiento consiste en la extracción de líquido del saco amniótico, bolsa llena de líquido en la que está el feto dentro del útero materno, durante todo el embarazo. En este líquido existen células, proteínas y orina del feto que pueden ser analizadas para obtener información sobre su estado de salud.
Consiste en la punción de la pared abdominal de la embarazada con una jeringa, hasta llegar al saco amniótico. En algunos casos, puede aplicarse anestesia local en la zona de punción, aunque en general no es necesario. El proceso puede ser guiado mediante la realización de una ecografía.

Antes de realizar la amniocentesis, se hace una ecografía para medir al bebé y observar su anatomía básica. Esto puede hacerse el mismo día que la amniocentesis o algunos días o semanas antes.

Para el procedimiento en sí, tienes que acostarte en una camilla. Se limpia el abdomen con alcohol. Un ginecólogo  hace una ecografia para localizar una parte del líquido amniótico que se encuentre a una distancia segura tanto de tu bebé como de la placenta. Esto puede llevar hasta 20 minutos.

Luego, con la guía constante de las imágenes de la ecografía, inserta una aguja larga, delgada y hueca a través de tu vientre, hasta llegar dentro del saco de líquido donde se encuentra el bebé. Absorbe en la aguja una cantidad pequeña del líquido amniótico
(alrededor de dos cucharadas) y luego retira la aguja. Recoger el líquido debería tardar menos de 30 segundos. El bebé producirá más para reemplazar el que se quitó.

Es posible que sientas algo de dolor, una punzada o presión durante el procedimiento, o quizás, no sientas ningún tipo de molestia. La cantidad de dolor o molestia varía entre las mujeres, e incluso de un embarazo a otro. Puedes elegir que te duerman primero el abdomen con anestesia local, aunque es posible que el dolor de la inyección de la anestesia sea peor que el de la amniocentesis en sí, y muchas mamás deciden que una aguja es suficiente.

Si te preocupa que una aguja esté tan cerca del bebé, quédate tranquila: las lesiones al bebé por la amniocentesis son muy raras, gracias a que lo están vigilando constantemente a través de las imágenes de la ecografía. El médico evitará situar la aguja cerca del niño, pero si éste llegara a tocarla, se alejará rápidamente, de la misma manera que lo harías tú si te topas con algo punzante.

Una vez acabado el procedimiento, el médico quizás utilizará un monitor fetal externo para escuchar el ritmo cardiaco del bebé y, asegurarse así de que está todo bien. Es mejor descansar el resto del día y evitar levantar cosas pesadas durante los siguientes dos días. Puedes sentir algún pequeño dolor durante, más o menos, un día. Alrededor del 1 al 2 por ciento de las mujeres sienten dolores significativos, tienen pérdidas de sangre o pérdidas de líquido amniótico. Llama a tu ginecólogo o vete a urgencias si tienes algunos de estos síntomas
(o fiebre) porque pueden ser signos de un aborto inminente.

Nota: Si tu sangre es Rh-negativo, necesitarás una inyección de inmunoglobulina Rh después de la amniocentesis (a no ser que el padre del bebé también sea Rh-negativo) porque es posible que la sangre
El volumen de líquido a extraer depende de las pruebas que se deseen realizar. El líquido puede ser analizado para conocer el grado de madurez pulmonar del feto, realizar estudios genéticos y cromosomales, evaluar el riesgo de espina bífida o la existencia de infección. La información obtenida del estudio y análisis del líquido amniótico, permite la toma de decisiones sobre el embarazo.
En la mayoría de los casos es un procedimiento muy bien tolerado, aunque en algunos casos se pueden producir contracciones uterinas y sensación de molestias abdominales.

¿Qué diagnostica esta prueba?

Mediante el estudio del líquido amniótico se pueden identificar:
  • El sexo del feto.
  • La existencia de anomalías cromosomales y genéticas. La amniocentesis detecta cualquier alteración cromosómica, ya que se estudia todo el cariotipo del bebé. Las más frecuentes son las trisomías del par de cromosomas 21 (síndrome de Down), del 13 y del 18, además de alteraciones en el par sexual. Los fetos con trisomía en el par 13 o 18 no suelen sobrevivir tras el parto, pero sí los de Síndrome de Down.
  • Enfermedades congénitas (fibrosis quística, enfermedad de Tay-Sachs…);
  • El grado de madurez pulmonar (si existe riesgo de parto prematuro o es necesario inducir el parto antes de finalizar el embarazo por riesgo para la madre o el feto);
  • Nivel de Alfa-feto-proteína, indicativo de mayor riesgo de espina bífida y de Síndrome de Down;
  • Infección intrauterina.
Mediante la amniocentesis también se pueden realizar determinados tratamientos (trasfusión a través del cordón umbilical).

¿En qué casos se recomienda la amniocentesis?

La amniocentesis se recomienda cuando el test de riesgo da positivo, es decir, si el resultado es 1/250 o menos. Además, cuando la madre supera los 35 o 38 años (depende del centro hospitalario), cuando hay antecedentes de hijo o feto con anomalías cromosómicas o malformación relacionada con cromosomopatía, cuando los padres son portadores de alteraciones cromosómicas y si existe ansiedad materna, valorada por el ginecólogo.
En general, el riesgo de efectos nocivos asociados a la amniocentesis en mujeres de menos de 35 años y la baja frecuencia de anomalías cromosomales en embarazos en estas edades, llevan a su no realización generalizada, y sólo por otras indicaciones específicas de cada caso.

¿En qué semana debe realizarse?

La amniocentesis se realiza alrededor de la semana 15 o 16 más o menos al cuarto mes de embarazo. En este momento el riesgo de aborto ha disminuido con respecto al primer trimestre y ya hay suficiente líquido amniótico para realizar la prueba. Los estudios de madurez pulmonar suelen realizarse entre las semanas 32 y 36. En el resto de situaciones, depende del momento y necesidad de adoptar las pautas terapéuticas.

¿Por qué la amniocentesis tiene riesgo de pérdida fetal?

Porque al pinchar la bolsa amniótica existe el riesgo de que se rompa en las siguientes 48 horas, aunque es raro que ocurra (menos del 1% de los casos). Incluso, si al realizar la amniocentesis, la bolsa se rompe y se produce pérdida de líquido amniótico, se puede solucionar con reposo hospitalario. Pasadas 48 horas, el riesgo de rotura de la bolsa es el mismo que si no te hubieras hecho la amniocentesis.
En general la amniocentesis es una prueba segura, con un riesgo de interrupción del embarazo menor del 1%. Otros posibles efectos secundarios son la hemorragia o la pérdida vaginal de líquido amniótico, que suelen resolverse por sí solos mediante reposo.
En cualquier caso, como en toda medida diagnóstica o terapéutica realizada durante el embarazo debe de sopesarse bien los riesgos y beneficios, no realizándose si son evitables, garantizando que la mujer conoce los riesgos y desea adoptar las decisiones que conllevan los resultados de las pruebas.

¿Qué cuidados o medidas debe de adoptar antes y después de su realización?

La realización de una amniocentesis no suele requerir preparación previa.

Tras su realización tendrás descansar durante el resto del día, por eso, pídele a alguien que te lleve a casa. Evita levantar cosas pesadas, el sexo y viajar en avión durante los dos o tres días siguientes.

Puede que tengas algunos calambres o retortijones durante un día más o menos. Si tienes calambres significativos o pequeñas pérdidas de sangre o estás perdiendo líquido amniótico, llama de inmediato a tu médico o vete a urgencias. Pueden ser las señales de un aborto. También llama de inmediato si tienes fiebre porque puede ser una señal de infección.

¿Cuándo sabré los resultados?

Deberías tener los resultados dentro de dos semanas, aunque a veces puedes obtenerlos en tan sólo ocho días. Durante el periodo de espera, el laboratorio analiza la muestra de líquido amniótico. Primero se mide la cantidad de alfa-fetoproteína (AFP, por sus siglas en inglés) en el líquido. Esto muestra si hay posibilidades de que el bebé tenga algún tipo de huecos en la piel, lo cual indicaría un defecto en el tubo neural, como espina bífida o anencefalia.
El laboratorio también tomará del líquido algunas células vivas del bebé y dejará que se reproduzcan durante una o dos semanas. Luego evaluará las células para descartar anomalías cromosómicas y evidencia de ciertos defectos congénitos genéticos. (También puedes averiguar cuál es el sexo de tu bebé, si lo deseas.)

En ciertas circunstancias puedes obtener resultados preliminares mientras estás esperando a que las células se reproduzcan. Por ejemplo, en algunos casos, una técnica llamada hibridación fluorescente in situ) FISH por sus siglas en inglés, puede utilizarse para ciertos problemas en particular. Estos resultados están disponibles rápidamente, generalmente en un par de días. 

¿Qué es lo que pasa si se descubre que mi bebé tiene un problema?

Te ofrecerán consejo genético para que puedas tener más información y hablar de tus opciones. Algunas mujeres optan por terminar el embarazo, mientras que otras deciden continuar.

Cualquiera que sea la opción que escojas, seguramente querrás más consejo u apoyo. Algunas mujeres encuentran que los grupos de apoyo les ofrecen ayuda, otras puede que necesiten consejo individual, y otras pueden escoger las dos cosas. Habla con tu ginecólogo o matrona si necesitas más ayuda para que te puedan dar las referencias oportunas.
La biopsia de corion se realiza temprano en el embarazo (generalmente entre las semanas 11 y 12); por lo tanto, se puede descubrir antes la condición del bebé.

Se considera que la biopsia de corión tiene un riesgo algo más elevado de provocar un aborto espontáneo, pero no siempre es el caso. Los centros médicos que realizan muchos procedimientos de este tipo, quizás tengan índices similares de abortos para ambos procedimientos. Sin embargo, sólo un número reducido de doctores realizan este procedimiento, por lo que en algunas áreas quizás resulte difícil encontrar a un especialista muy experimentado que lo realice.



Nueva prueba no invasiva Existe una nueva prueba de diagnostico prenatal para detectar anomalías cromosómicas en el feto, supone un gran avance ya que detecta con una seguridad del 99%, comparable a la que ofrece la amniocentesis, a través de la sangre de la gestante se pueden obtener fragmentos de ADN del bebé que revelarían si sufre la anomalía cromosómica trisomía 21.
Cabe destacar que este análisis se puede realizar a partir de la decima semana de embarazo, más temprano que la amniocentesis, que se realiza a partir de la semana 16, por lo que permite un mayor margen de tiempo para tomar la decisión de abortar o no, y en su caso realizar el aborto en un estadio temprano del embarazo, lo que supone menos molestias y menores posibilidades de que aparezcan complicaciones durante su realización.